'Person of interest': te estamos vigilando
La serie que se adelantó a la hipervigilancia de los gobiernos y las IA
En el verano de 2013, un empleado de la NSA y antiguo analista de la CIA, Edward Snowden, filtraba a la prensa varios documentos secretos que revelaban que el gobierno estadounidense llevaba años espiando de manera masiva a sus ciudadanos a través de un par de programas llamados PRISM y XKeyscore. El escándalo fue, por supuesto, mayúsculo, pero había habido una serie procedimental en CBS que se había adelantado a aquella revelación un año antes con un episodio sobre, precisamente, un trabajador de la NSA que contaba a un periodista que la agencia espiaba indiscriminadamente a todo el mundo, y que él estaba en peligro.
La serie se titulaba Person of interest y su punto de partida era el siguiente: un ingeniero informático y su socio desarrollan para el gobierno una inteligencia artificial que, a través del cruce de datos y el acceso a las cámaras de seguridad instaladas por todo Estados Unidos, es capaz de predecir cuando alguien va a estar involucrado en un hecho violento. La Máquina no sabe si esa persona va a ser víctima o perpretador y solo la identifica por su número de la Seguridad Social, y son los agentes quienes han de investigar quién es y qué ocurre con ella. Teóricamente, la Máquina debe centrarse en actos terroristas, pero lo ve todo, por lo que su creador, Harold Finch, empieza a sentirse incómodo con todo ese poder y roba el código, instalando una versión reducida de la IA en los sótanos de un banco. Desde allí, contrata a un agente de las fuerzas especiales caído en desgracia para que le ayude a impedir que esas personas seleccionadas por la Máquina sufran o cometan un delito.
Lógicamente, con esta premisa, puedes dedicar cada episodio a mostrar un caso que Finch y John Reese (alias, el Hombre del Traje) han de resolver, pero toda serie procedimental que se precie de serlo teje también por detrás una trama serializada que puede durar toda la temporada o toda la serie, o las dos cosas. En el caso de Person of interest, el gobierno anda tras los pasos de Finch y su creación para eliminarlos y, además, la policía de Nueva York empieza también a investigar a ese misterioso hombre que aparece involucrado en una serie de casos que ellos ya tenían fichados, y de quien desconocen si es otro criminal más o una especie de justiciero.
Person of interest es un buen ejemplo de algo que, con la pujanza del streaming y la tendencia por series y temporadas más cortas (si alguna llega a tres entregas y pasa de los seis capítulos en cada una de ellas ya es un triunfo), los críticos estadounidenses llevan tiempo debatiendo que es la capacidad de las ficciones largas y generalmente autoconclusivas de las cadenas en abierto para construir diferentes relaciones y tramas a lo largo del tiempo, de experimentar con algunos episodios (como los famosos capítulos animados de Fringe) y de acabar creando una conexión mayor con el público.
En el caso de esta serie, con sus temporadas clásicas de más de veinte episodios, eso se traducía en la lenta caracterización de la Máquina como un personaje con su propia personalidad, en el desarrollo de los complicados sentimientos de Finch hacia ella, en la introducción de personajes como Root y Shaw que terminaban convirtiéndose en algunos de los más queridos por la audiencia y en la profundización en temas que la premisa solo apuntaba, como eran esa hipervigilancia de los gobiernos y la confianza ciega en que una inteligencia artificial podía mejorar el mundo con sus fríos análisis.
Lo que Person of interest establecía es que esa supuesta objetividad total podía derivar en un sistema cruel y despiadado, uno que solo se preocupara por seguir a rajatabla sus principios, y que no concibiera la posibilidad de excepciones o asuntos que se salieran de lo que consideraba habitual. Y, por supuesto, que la gente que depositaba toda su fe en un sistema así era todavía menos de fiar. Además de que la vigilancia extrema saltándose cualquier consideración ética y moral tampoco solucionaba nada. Los problemas del mundo seguían estando ahí.
Person of interest es un título interesante también porque era la primera creación para televisión de Jonathan, hermano de Christopher Nolan, que había escrito con él la mayoría de sus primeras películas. Afirmaba que una de las inspiraciones a la hora de crear la serie eran las cámaras de vigilancia instaladas por todo Londres durante la época más dura de atentados del IRA, y su interés por la evolución de las inteligencias artificiales y el entrelazado entre los humanos y las máquinas que crean a su imagen y semejanza sería explorado aún más en su siguiente proyecto, creado junto a Lisa Joy, y que se titulaba Westworld.
Ahí se apreciaban algunos de los aspectos que Person of interest exploraba, especialmente a través de aquella IA llamada Rehoboam en la tercera temporada, pero también se notaba en la serie de la CBS la tradición de historias tanto de robots que se rebelan contra sus creadores como de las consecuencias de que fuera posible predecir e impedir crímenes que aún no se habían cometido. El caso más evidente quizá sea ahí Minority report, libro de Philip K. Dick, adaptado después al cine y a televisión, en el que un grupo de personas con habilidades especiales tenían visiones encaminadas a adivinar cuándo iba a tener lugar un delito.
La serie consiguió unir todo esto a un desarrollo de la Máquina que, tal vez, es uno de sus mayores éxitos. Un personaje que solo existe en pantallas de ordenador y en mensajes numéricos a cabinas de teléfono tiene la misma evolución que los cylones de apariencia humana de Battlestar Galactica, o una siguiendo las mismas líneas. Root siempre tuvo razón.
Los datos de la serie
Dónde verla: HBO Max.
Temporadas y episodios: Cinco, de entre trece y 23 capítulos.
Creador: Jonathan Nolan.
Reparto: Michael Emerson, Jim Caviezel, Amy Acker, Taraji P. Henson, Sarah Shahi, Kevin Chapman.
Si quieres más
Leer: 1984, de George Orwell. Es el gran clásico de la vigilancia extrema del estado.
Ver: Promoción 09 es una miniserie que cuenta cómo varios aspirantes a agente del FBI acaban enredados en la puesta en marcha de una IA predictiva de crímenes.
Escuchar: Hurt, de Johnny Cash, es una versión de una canción de Nine Inch Nails que juega un papel importante en unos momentos muy emocionales de la serie.