'Fringe': los herederos de Mulder y Scully
Si 'Expediente X' fuera sobre universos paralelos en lugar de alienígenas
A mediados de los 2000, había pocos productores televisivos más exitosos en Estados Unidos que J.J. Abrams. Después de debutar en la ficción para la pequeña pantalla con Felicity, tuvo en emisión Alias entre 2001 y 2006 y, por supuesto, Perdidos, que fue una de las series más populares del mundo entre 2004 y 2010. La combinación de drama de personajes, enigmas y cliffhangers adictivos consiguió conectar con el público de tal manera, que Abrams se llevaría esos rasgos al cine, a Misión imposible 3 y, más tarde, al relanzamiento de Star Trek, mientras continuaba creando nuevas series para las cadenas en abierto que tomaban conceptos clásicos y les daban un giro un poco diferente.
En 2008, por ejemplo, Abrams ponía en pie, junto a dos viejos colaboradores de Alias, una vuelta de tuerca al esquema de Expediente X en el que dos agentes del FBI, uno creyente en lo sobrenatural y la otra, escéptica, investigaban en cada episodio un caso en el que había involucrados alienígenas, criaturas inexplicables o fenómenos paranormales mientras, de fondo, se iba desarrollando una trama serializada. La creación de Abrams, Kurtzman y Orci cambiaba lo sobrenatural por la ciencia más avanzada, bordeando lo imposible, y añadía a la agente del FBI protagonista un científico loco y al hijo de este, que es el único capaz de lograr que la mente de su padre se centre. El título de la serie era Fringe.
Esta es un buen ejemplo de cómo una ficción en abierto evoluciona con el paso de las temporadas, ya que los episodios se escriben y se graban a la vez que se emiten y los guionistas ajustan y cambian cosas según lo que ven en pantalla. Fringe arrancaba, efectivamente, siguiendo el ejemplo de Expediente X: la agente Olivia Dunham investigaba en cada episodio un evento en el que participaba una tecnología en cuya creación había tomado parte Walter Bishop durante su trabajo conjunto con su amigo William Bell, allá por la década de los 70. Su hijo Peter se encargaba de mantener cuerdo a su padre, que había acabado ingresado en su psiquiátrico. Con el paso de los episodios, Fringe terminó desvelando un universo que iba bastante más allá.
En su inicio, sin embargo, le pesaba también ser la siguiente serie que Abrams creaba después de Perdidos y, además, tener un episodio piloto igual de caro. Para más inri, empezaba con un avión que aterrizaba en Boston con todo el pasaje fallecido en extrañas circunstancias, por lo que las comparaciones aún eran más evidentes aunque allí no hubiera náufragos en una isla. Aquella primera temporada ponía los cimientos de lo que, en realidad, Fringe pretendía contar al ir dando pinceladas de los experimentos pasados de Walter (algunos realmente alocados por culpa del LSD), los traumas infantiles de Olivia y la presencia de un peculiar personaje, apodado el Observador, que siempre aparecía en los escenarios de los hechos investigados por los protagonistas.
Fringe era una serie clásica de cadena generalista en abierto estadounidense, lo que quiere decir que sus temporadas superaban los veinte capítulos y esto daba espacio y tiempo a los guionistas a probar cosas nuevas, a dedicar algún episodio a explorar a un personaje concreto o, incluso, a darse el gusto de hacer alguna diablura. En este caso, a partir de la segunda temporada, la ficción tomó la costumbre de que el 19º episodio de cada entrega fuera una pequeña excentricidad, como un capítulo musical al estilo del noir de los 40, otro animado o un salto temporal a un futuro distópico.
Desde el momento en el que la ficción introdujo la existencia de un universo paralelo en guerra con el de los personajes, Fringe se animó a adentrarse por terrenos un poco más complejos y a cambiar el status quo con cada final de temporada. Cada personaje tenía su contrapartida en el otro lado, lo que permitía a la serie profundizar en ellos y darles otros matices. A quien más favoreció fue a Olivia Dunham, interpretada por una actriz australiana desconocida entonces en Hollywood como Anna Torv que, después, participaría en series muy queridas por crítica y público como Mindhunter, The Newsreader o The last of us.
La elección de Torv para centrar un proyecto de estas características era una de las señas de identidad de Abrams, que solía apostar por, especialmente, actrices poco conocidas: Alias hizo famosa a Jennifer Garner, Perdidos descubrió a Evangeline Lilly y para protagonizar Star Wars: el despertar de la fuerza, eligió a Daisy Ridley. A su alrededor situó a veteranos de la pequeña pantalla como Lance Reddick (recién salido de The Wire), Joshua Jackson o un John Noble a quien los fans de El Señor de los Anillos habían visto como Denethor, el senescal de Gondor. Hasta apareció por allí Leonard Nimoy como William Bell, el amigo y colaborador de Walter de quien había acabado distanciádose.
La fuerza del conjunto del reparto sostenía cualquier trama aparentemente alocada y también era parte del encanto que encontraba en Fringe su fiel grupo de fans, un grupo que la apoyó pese a su declive en audiencias año tras año y las amenazas constantes de cancelación. Curiosamente, en su año de estreno, FOX tenía otra ficción de otro creador televisivo muy respetado entonces, Joss Whedon, que también sobrevivió más de lo que sus bajas audiencias hacían presagiar: Dollhouse. Esta, sin embargo, cayó en la segunda temporada, mientras Fringe tuvo la oportunidad de dar cierre a su historia con una quinta entrega bastante diferente al resto de la serie.
En la ciencia ficción en la pequeña pantalla de la década de 2000, es uno de los títulos más destacados por esa ambición de tomar el esquema de un clásico como Expediente X y llevarlo más allá a través de universos paralelos que colocan a los personajes ante sus temores más profundos. Además, toda la historia se sustenta sobre algo tan humano como la relación entre un padre y su hijo.
Los datos de la serie
Dónde verla: HBO Max.
Temporadas y capítulos: Cinco, de entre 23 y 13 episodios.
Creadores: J.J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci.
Reparto: Anna Torv, Joshua Jackson, John Noble, Lance Reddick, Jasika Nicole, Blair Brown, Kirk Acevedo, Michael Cerveris.
Si quieres más
Leer: Fringe: Beyond the fringe, de Joshua Jackson, Jorge Jiménez, Jhonen Vásquez y Becky Cloonan, es una de las tres series de cómics que se publicaron durante la emisión de la serie.
Ver: Un viaje alucinante al fondo de la mente, de Ken Russell. Esta película es la principal referencia de la ficción.
Escuchar: For once in my life, de Stevie Wonder, es una de las canciones fundamentales del episodio musical de su segunda temporada.