'Los anillos de poder': la Tierra Media antes de Frodo
La precuela de 'El Señor de los Anillos' es una de las series más caras de la historia
Antes de que Bilbo encontrara el Anillo Único en las profundidades de las Montañas Nubladas, antes de que Isildur se lo arrancara de su dedo a Sauron y se resistiera a destruirlo en el Monte del Destino y, por supuesto, antes de que Frodo emprendiera un peligroso viaje lejos de la Comarca para evitar que el Anillo cayera en manos de las fuerzas oscuras, Sauron no era más que el lugarteniente de Morgoth, una sombra que se había escondido tras ser derrotado por una alianza entre elfos y hombres. Desde su escondite, observaba cómo la Tierra Media dejaba de considerarlo una amenaza y los antiguos aliados se volvían recelosos los unos de los otros, y él esperaba el momento propicio para regresar.
Mordor aún no existía, y tampoco la Comarca; los enanos de Moria se encontraban en todo su esplendor, al igual que los Primeros Hombres de la isla de Númenor, y los elfos empezaban a considerar que su trabajo en aquella tierra ya estaba completado y que era el momento de volver al Oeste. Pero no todos lo veían de esa manera. Galadriel, entonces solo una joven soldado que había perdido a su hermano en la guerra, estaba convencida de que Sauron no había sido derrotado, sino que se había agazapado a esperar y urdir su plan para volver y, esta vez sí, conquistar la Tierra Media. Nadie le hace caso, aunque comienzan a surgir indicios de que, en el sur, se está levantando algún tipo de fuerza oscura.
Más o menos, ese es el punto de partida de Los anillos de poder, la serie más cara de la historia, posiblemente, y el fruto del acuerdo millonario con el que Amazon se hizo con los derechos audiovisuales de El Señor de los Anillos (no todos; Warner, productora de la trilogía de películas de Peter Jackson, aún posee los suyos). Antes de que se escribiera una sola línea del guion, la serie ya había costado 250 millones de dólares, pagados al Tolkien Estate, lo que colocaba a sus futuros responsables bajo la enorme presión de entregar algo que estuviera a la altura, como mínimo, de las películas de principios de los 2000.
Curiosamente, son dos casi novatos en esto del audiovisual. J.D. Payne y Patrick McKay, quienes convencieron a Prime Video con su entusiasmo de que eran las personas adecuadas para el puesto. Para la dirección de los dos primeros episodios se confío en Juan Antonio Bayona, que ya había demostrado que podía crear un enorme espectáculo de un presupuesto mediano (Lo imposible) y que también era capaz de llevar a puerto un blockbuster gigantesco como Jurassic World: el reino caído. Y es que Los anillos de poder tiene unas dimensiones que se aprecian en pantalla, no solo en localizaciones, decorados y atención al detalle en el vestuario, sino también en el numeroso reparto y las diferentes líneas argumentales que maneja, desde la búsqueda incesante de Galadriel a las intrigas políticas de Númenor o el misterioso hombre que aparece de repente en medio de los pelosos, antepasados de los hobbits.
Estamos miles de años antes del nacimiento de Aragorn, Frodo y los demás, en un periodo conocido como la Segunda Edad que Tolkien cuenta a rasgos generales en los apéndices. Sabemos que es la era de la decadencia de Númenor, cuyos gobernantes cada vez están más celosos de los elfos y que los enanos de Khazad-Dûm están a punto de buscarse su propia ruina, y la serie va urdiendo el gran tapiz de la historia siguiendo a personajes que no siempre funcionan igual de bien. Galadriel es la gran protagonista, y no solo porque sea una de las conexiones con El Señor de los Anillos: un crítico estadounidense la describía como el típico policía a quien perseguía un caso que no había podido resolver, y que se obsesionaba con encontrar al culpable años después de haber dejado el cuerpo.
Es quien tiene un arco mejor definido durante toda la temporada junto con, probablemente, la trama de los enanos y Elrond, y otras necesitan varios episodios para ir tomando forma; el extraño entre los pelosos es una de ellas, mientras las intrigas en Númenor acabaron teniendo un curioso paralelismo con La Casa del Dragón, que se emitió a la vez en el otoño de 2022. La competencia entre ambas series derivó en un intento de los medios de conseguir una lucha tipo la de Blur contra Oasis en el momento álgido del britpop, pero las diferentes circunstancias de sus emisiones semanales (una en una plataforma de streaming; la otra, en un canal de cable premium, aunque también se viera en una plataforma) dificultaban una comparación en condiciones.
De lo que tampoco se libró Los anillos del poder es de algo que parece inevitable cada vez que se anuncia una nueva versión más inclusiva de algún título de éxito de hace veinte, treinta años: las quejas por el color de la piel y el género de algunos personajes. Internet se queja de que Hollywood se ha vuelto “woke”, de que meter a gente que no sea cis, hetero y blanca (y hombre) es inclusión forzada, de que están cargándose las infancias de quienes vieron aquellos títulos cuando tenían diez años… Evidentemente, esas protestas son profundamente racistas, homófobas y machistas y jamás verán con buenos ojos que los blockbusters, hasta los televisivos, se abran a personas que no eran las habituales en sus repartos.
Los anillos de poder sabe que, en el siglo XXI, una obra de fantasía no puede cerrar los ojos a cómo es el mundo en el que se produce, incluso aunque no trace paralelismos entre la realidad y sus tramas. Los principales problemas de la serie están en otro sitio, en cierta irregularidad en sus líneas argumentales y en personajes que nunca terminan de atrapar nuestro interés, pero consigue encajar en el mismo universo que las películas de Peter Jackson.
Amazon se lanzó a producirla con el deseo de conseguir su propia Juego de tronos, con la diferencia de que la Tierra Media es fantasía épica de la más clásica, de la que luego ha servido como inspiración para todo el género posterior. Representa un curiosa evolución del género, que no era más que para frikis y niños hasta que Jackson demostró que podía ser un espectáculo para todos los públicos y, años más tarde, Poniente entró por la puerta abierta por aquella trilogía, aportó el lado más adulto y oscuro y convenció a las televisiones de que merecía la pena apostar por el género, aunque solo fuera porque Hollywood copia todo lo que funciona hasta que encuentra otro éxito.
Los datos de la serie
Dónde verla: Prime Video.
Temporadas y capítulos: Una, de ocho capítulos (está renovada por una segunda temporada).
Creadores: J.D. Payne y Patrick McKay, basada en los apéndices de El Señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien.
Reparto: Morfydd Clark, Robert Aramayo, Markella Kavenagh, Benjamis Walker, Ismael Cruz Córdova, Nazanin Boniadi, Charlie Vickers
Si quieres más
Leer: Un mago de Terramar, de Ursula K. LeGuin. Es la primera novela de la saga sobre este mundo en el que la magia, y un anillo mágico, es fundamental.
Ver: La comunidad del anillo (2001), de Peter Jackson. Esta adaptación de la obra de Tolkien es la plantilla que sigue la serie.
Escuchar: Where the shadows lie, de Fiona Apple. Con esta traslación a canción del poema del Anillo Único se cierra la primera temporada.