'La Casa del Dragón': el legado de las Targaryen
La precuela de 'Juego de tronos' se centra más en sus mujeres
Daenerys Targaryen era la última de su estirpe en Juego de tronos. Única superviviente (junto con su hermano Viserys) de la masacre con la que Robert Baratheon derrocó al rey Aerys II, su padre, y asaltó el Trono de Hierro, se pasa toda la serie exiliada y obsesionada con recuperar lo que es suyo, una corona que su familia había llevado durante siglos. Pero por mucho que quiera que una Targaryen vuelva a reinar en Poniente, también sabemos que ellos mismos forzaron su caída: Aerys estaba loco y era despiadado y cruel y, cuando empieza el primer spin-off estrenado hasta ahora de Juego de tronos, La Casa del Dragón, una voz en off nos da dos razones por las que todo acabará en ese baño de sangre a manos de Robert y Jaime Lannister.
La primera es que los dragones son una fuerza incontrolable, por mucho que los Targaryen crean que están a sus órdenes; la segunda es que lo único que puede hundir a la Casa Targaryen es ella misma. Y se puede añadir una tercera, que es que los hombres del reino lo arrasarán todo antes que permitir que una mujer suba al trono. Sobre esos tres pilares se construye la Danza de Dragones, una guerra civil entre diferentes aspirantes a suceder a Viserys I, con su hija mayor y heredera, Rhaenyra, y el hijo que tuvo con Alicent, su segunda esposa, como cabezas visibles de ambos bandos.
El conflicto se menciona en varias ocasiones en Juego de tronos, muchas veces como un recordatorio para Daenerys de que nadie en Poniente va a ver con buenos ojos su reclamación del trono, y George R.R. Martin, autor de los libros en los que se basan ambas series, lo cuenta en Fuego y sangre, un volumen que narra la historia más amplia de la familia desde que Aegon el Conquistador se convierte en el primer monarca de los Siete Reinos. Transcurre casi doscientos años antes del nacimiento de la Rompedora de Cadenas y la serie que lo adapta hace algo que le confiere su propia personalidad: dar más importancia al rol de las mujeres en la historia.
El centro de la pelea está en que los nobles de Poniente no aceptan a Rhaenys, hija del viejo rey Jaehaerys, como su heredera cuando este muere. Para evitar una guerra, se convoca un consejo que acaba eligiendo como sucesor a Viserys, sobrino del monarca, y cuando a este le toca nombrar un heredero públicamente, elige a su hija mayor, Rhaenyra, con la esperanza de que eso impida derramamiento de sangre cuando él no esté. Pero la posibilidad está ahí porque, a la muerte de su mujer, se casa con Alicent Hightower, hija de la Mano del Rey, con quien tiene un niño, Aegon, a quien muchos verán como su verdadero sucesor.
Las rencillas entre hermanos y diferentes ramas de la familia son el centro de la serie, que toma una decisión que la convierte en un drama más interesante de seguir, y es que Rhaenyra y Alicent son amigas de la infancia que crecen juntas en la Fortaleza Roja, y a quienes los tejemanejes de los hombres a su alrededor separan y enemistan. Ambos personajes son interpretados, además, por dos pares de personas diferentes para marcar más claramente que entran en el juego de tronos siendo apenas unas niñas que ni siquiera son capaces de comprender lo que sienten la una por la otra. Cuando las vemos como mujeres adultas, ninguna tiene la independencia para tomar sus propias decisiones, aunque dé la sensación de que Rhaenyra sigue haciendo lo que le da la gana sin pagar las consecuencias.
Los retratos de, por un lado, Milly Alcock y Emma D’Arcy (Rhaneyra) y, por el otro, Emily Carey y Olivia Cooke (Alicent) están a la altura, en cuanto a compartir un personaje en dos líneas temporales que no se cruzan, de Yellowjackets, que es uno de los mejores ejemplos recientes de esta tendencia. Construyen a dos mujeres que siempre han estado bajo el poder masculino, una por las maniobras de su padre para acercarla al rey y la otra, por el grooming que su tío, el hermano de Viserys, pone en marcha desde que es adolescente.
De manera similar al principio de Juego de tronos, la primera temporada de La Casa del Dragón transcurre en salones del trono, salas del consejo y dormitorios donde las mujeres libran la batalla del parto, que es la única utilidad que tienen en el sistema patriarcal de Poniente. Las conspiraciones de Otto Hightower y las bravuconadas de Daemon Targaryen pueden ser de lo más ruidosas, pero la serie es siempre consciente que es la distanciada relación entre Rhaenyra y Alicent lo que lo impulsa todo. Siempre que se reencuentran, las tensiones se acaban disipando, reforzando esa idea de que son los hombres de la corte los que quieren sangre y fuego y, aunque digan que van a respetar sus deseos, los pisotearán en cuanto vean la posibilidad de cortarle la cabeza a su enemigo.
La serie madre ya mostró a personajes femeninos que intentaban labrarse su propio hueco en medio de ese mundo tan masculino, como Cersei Lannister, Margaery Tyrell o, un poco más adelante, Sansa Stark, pero eran los hombres quienes movían la trama, con la excepción de Daenerys buscando el ejército para regresar a Poniente. En La Casa del Dragón, lo que Rhaenyra, Alicent y Rhaenys hacen tiene más peso desde el inicio o, al menos, la ficción es mucho más consciente del rol que ocupan, y es más explícita en mostrar también que ellas pueden perfectamente buscar soluciones sin que sus maridos o padres se entrometan.
La primera entrega, de todos modos, es solo la preparación de la Danza de Dragones, los prolegómenos necesarios para que entendamos cómo lo que, básicamente, empieza como Dinastía con dragones acaba convertida en la primera piedra de la futura extinción de los Targaryen. Es una continuación muy consecuente con el tono y los temas de Juego de tronos, aunque transcurra más de un siglo antes, y sí que consigue que sus mujeres sean más interesantes que sus hombres, que se mueven por los impulsos más básicos.
Los datos de la serie
Dónde verla: HBO Max.
Temporadas y capítulos: Una, de diez episodios (está renovada para una segunda temporada).
Creadores: Ryan Condal y George R.R. Martin, basada en el libro del segundo, Fuego y sangre.
Reparto: Paddy Considine, Matt Smith, Eve Best, Milly Alcock, Emma D’Arcy, Emily Carey, Olivia Cooke, Steve Toussaint.
Si quieres más
Leer: Las nieblas de Avalon, de Marion Zimmer Bradley. A través de varios volúmenes, cuenta el ciclo artúrico desde el punto de vista de sus mujeres.
Ver: María, reina de Escocia (2018), de Josie Rourke, sobre la rivalidad entre María Estuardo e Isabel I por el trono de Inglaterra.
Escuchar: The prince that was promised, de Ramin Djawadi, que compone de nuevo música para este universo. Este tema acompaña esa profecía sobre el Príncipe Prometido que acabará con la oscuridad que llega del norte con la que Viserys está obsesionado, y de la que Juego de tronos mostró su resolución.