'The Peripheral': con el pasado no se juega
La adaptación del libro de William Gibson mezcla viajes en el tiempo e IA
¿Es posible descargar la consciencia de una persona en un servidor informático, en la nube, en la mente de otra persona o en una máquina, robot o no? El cyberpunk es el género que más responde a esa pregunta porque toca todos los escenarios posibles de la fusión entre hombres y máquinas. Si alguien quiere instalar su consciencia en un robot que más parece una máquina de dar cambio (como ocurre en un episodio de Ghost in the shell: Stand Alone Complex), lo puede hacer sin mayores problemas. En el mundo cyberpunk, técnicamente es perfectamente posible; es en las consideraciones éticas donde vienen las curvas.
Los guionistas Jonathan Nolan y Lisa Joy ya manejaron algo de la ética y las consecuencias de las interacciones entre androides y humanos en Westworld, su adaptación de la película de Michael Crichton ambientada en un parque temático del Oeste con unos robots que se rebelan contra los visitantes humanos que los matan y vejan de las peores maneras posibles. Algunos de sus temas se trasladan a su siguiente proyecto como productores, que es otra traslación a la pantalla de un material ya existente; en este caso, una novela de William Gibson, el padre del cyberpunk.
The Peripheral lleva esas reflexiones éticas sobre los androides a utilizar el pasado como un campo de experimentos. Su protagonista es Flynn, una joven que vive, en el año 2032, en una zona rural de Carolina del Norte. Su hermano, veterano de guerra, se gana la vida probando nuevos juegos inmersivos de realidad virtual, aunque es ella a quien mejor se le dan, por lo que prueba un nuevo casco que, en teoría, sirve para adentrarse en la simulación más realista que se ha desarrollado hasta el momento.
Lo que Flynne también va a descubrir muy rápidamente es que ese Londres futurista, con enormes estatuas clásicas en lugar de rascacielos, no forma parte de ningún juego, sino que es muy real: el casco teletransporta su consciencia a 70 años al futuro y la descarga en un cuerpo robótico exactamente igual que ella, denominado allí “periférico”. El problema es que lo averigua después de haber participado en un robo en una misteriosa empresa que provoca que quieran matarla. ¿Por qué? Ahí está el meollo de toda la serie.
The Peripheral es, en realidad, la historia de una distopía postapocalíptica, pero con calles limpias, edificios de diseño aún más pulcro que el escandinavo y, eso sí, una sospechosa ausencia de gente. Todas las cuestiones cruciales de la ficción se dirimen allí; Flynne va aprendiendo que, para esa gente del futuro, ella y el resto de habitantes de 2032 no son más que cobayas en los que probar nuevos avances tecnológicos. Están obsesionados con evitar otra catástrofe como la que sus avanzadas técnicas holográficas ocultan diariamente y son ellos quienes consideran que el pasado solo es una simulación que se puede alterar y dinamitar sin mayores consecuencias. Total, esa catástrofe siempre está en el horizonte, es un punto fijo en el tiempo.
La serie se toma su tiempo en ir desvelando todo su juego, especialmente después de un arranque que parece atascado en que Flynne y su hermano neutralicen a todos los asesinos que mandan a por ellos. Sin embargo, es un arranque que sirve para afianzar a algunos personajes y para que 2032 sea, para el espectador, algo más que el sitio del que Flynne salta al futuro. Es cierto, no obstante, que es en ese Londres distópico donde transcurre la trama realmente interesante, que va más allá de averiguar dónde está la mujer con la que Flynne cometió el robo en su primera noche allí o de preguntarse en qué trabajaba la empresa que allanaron.
Por lo que sí destaca la serie es por su cuidado aspecto. Ni futuro ni pasado son los clásicos sitios sucios, llenos de pintadas, destrozados y fotografiados en tonos oscuros y penumbras. La importancia de la tecnología, y el ambiente en el que se mueven los personajes londinenses (sobre todo ese oligarca ruso), lleva a que todo lo que vemos tenga líneas sobrias, con composiciones geométricas, ropas de buen corte y, ciertamente, un look tirando a despersonalizado. El de 2032 tampoco es el de los paletos rurales pobres; Flynne, su hermano y su madre viven en una casa humilde, pero en absoluto descuidada. El contraste entre ambos tiempos está, sobre todo, en esos robots con caras fragmentadas y, especialmente, en la arrogancia y suficiencia con la que se comportan los del futuro.
The Peripheral acaba funcionando mucho mejor de lo que parece porque, aunque necesita un poco de tiempo para ponerse en marcha, va desvelando una trama de fondo que sí merece la pena y que hace sospechar que la continuación, ya que está renovada por una segunda temporada, puede estar aún mejor. Porque sí que cae un poco en un mal muy típico de las series de las plataformas de streaming, que es tratar su primera entrega como si fuera el episodio piloto, la presentación de lo que quiere contar en realidad.
Eso sí, encaja perfectamente en la estrategia de Prime Video de producir series grandes y caras, de esas que, seguramente, hace quince años habrían sido un blockbuster para cine y ahora, como no son de superhéroes, solo encuentran su hogar en una plataforma de streaming. Lo que es un curioso comentario sobre el estado actual de Hollywood.
Los datos de la serie
Dónde verla: Amazon Prime Video.
Temporadas y capítulos: Una, de ocho episodios (renovada por una segunda temporada).
Creador: Scott B. Smith, basada en el libro de William Gibson.
Reparto: Chloë Grace Moretz, Jack Reynor, T’Nia Miller, Gary Carr, JJ Feild, Louis Herthum, Eli Goree, Katie Leung.
Si quieres más
Leer: Justicia auxiliar, de Ann Leckie. Una parte importante de la trama implica naves de guerra que, en realidad, son IAs que se expanden en el cuerpo de algunos de sus soldados.
Ver: Ghost in the shell, de Mamoru Oshii, un clásico del anime y del cyberpunk.
Escuchar: Deadly Valentine (Soulwax Remix), de Charlotte Gainsbourg, que suena en la fiesta que da inicio a todo.