'The Last of Us': el amor en tiempos del apocalipsis
La adaptación del videojuego de PlayStation es otro éxito para HBO
Veinte años atrás, una letal e incontrolable pandemia fúngica acabó con gran parte de la humanidad, convirtiendo a sus infectados en zombis controlados por el hongo parasitario Cordyceps. Los supervivientes se las apañan en zonas de cuarentena gobernadas por FEDRA, una división del ejército que tomó el control de modo provisional, hasta que la situación se solucionara, y que acaba ejerciendo de gobierno en esos lugares. En la zona de cuarentena de Boston sobrevive Joel, un tipo que arrastra una gran pérdida de los primeros días de la epidemia, y a quien le encargan un trabajo aparentemente sencillo: trasladar a una adolescente llamada Ellie a un edificio fuera del área de exclusión.
Parece fácil pero, por supuesto, no lo será. Dará pie a The Last of Us, una serie de HBO que adapta uno de los videojuegos más exitosos y elogiados de la historia. Desde que se publicó el primero de ellos, en 2013, el género post apocalíptico ha sido sobreexplotado, sobre todo en su variante zombi con el universo expandido de The Walking Dead, por lo que la serie tenía por delante el reto de aportar algo diferente. La clave estaba en el propio juego, que fuerza al jugador a tomar decisiones que pueden tener consecuencias más adelante y que está impulsado por la relación entre Joel y Ellie y el amor prácticamente paternofilial que se desarrolla entre ellos.
Ese amor impulsa los actos de sus personajes y es sobre el que ser construye toda la trama. The Last of Us no es tanto una ficción sobre los extremos a los que podemos llegar con tal de sobrevivir como una que va sobre los extremos a los que llegamos para proteger a nuestros seres queridos. Es el famoso “las cosas que hago por amor” que dice Jamie Lannister al tirar a Bran Stark por la ventana en Juego de tronos.
Ahí es donde encontramos la gran diferencia. Joel no mata a tres hombres de una comunidad concreta porque pretenda adueñarse de ella o destruirla; lo hace porque han secuestrado a Ellie y no va a detenerse ante nada con tal de encontrarla. Los “villanos” que ambos se encuentran en su camino hacia el oeste siempre tienen alguna motivación por la que son así: un hermano asesinado por FEDRA, la creencia de que saben qué hay que hacer para salvar a lo que queda de la humanidad… Siempre hay gente que aprovechó para sacar la oscuridad que siempre había tenido en su interior cuando el mundo se fue por el desagüe, pero esa gente interesa menos a la serie. Craig Mazin (Chernobyl) y Neil Druckmann (que también creó el videojuego) se fijan en por qué tomamos ciertas decisiones y en el peso que tienen en nosotros.
Y también les interesa examinar qué consecuencias tiene vivir en un mundo tan violento. Los infectados tienen una presencia más bien testimonial, aunque su existencia es lo que fuerza a que los humanos se encierren en esas zonas de cuarentena o en pueblos amurallados en los que pueden darse comportamientos totalitarios o experiencias comunales basadas en la solidaridad entre todos los habitantes. La violencia está, más bien, en las interacciones entre los supervivientes o en sus reacciones ante determinados hechos de sus vidas. Durante toda la temporada vemos cómo Ellie reacciona ante actos violentos que ocurren delante de ella o en los que toma parte, y esa reacción va haciéndola evolucionar.
Porque, aunque empecemos The Last of Us siguiendo a Joel, es la joven Ellie la verdadera protagonista. Es lo que ocurre en la segunda parte el juego, publicada unos seis años después de la primera. Mazin y Druckmann se preocupan de que entendamos cómo es ella, que en su interior alberga una capacidad para la violencia y una rabia con las que va a tener que luchar siempre, pero que también es divertida y lo único que busca es alguien que la quiera y con quien no se sienta sola.
La construcción de Joel y Ellie como personajes y de su relación es el gran triunfo de la serie. Aunque no lo parezca, esta busca mostrar la humanidad presente en ese postapocalipsis, como representa ese fantástico tercer episodio con la historia de Frank y Bill. Hay oasis de esperanza: la propia Ellie lo siente con Riley y, aunque muy a menudo tengan finales tristes, merece la pena vivirlos. Seguimos adelante por la familia, por las personas a las que quieres; es lo que Joel le explica a su joven protegida y podría ser, perfectamente, el lema que mueve The Last of Us. Porque esa humanidad que decíamos incluye, al mismo tiempo, las partes menos agradables.
La serie, por otro lado, consigue superar el reto de adaptar el videojuego siendo fiel a él y marcando su propia personalidad, algo en lo que tienen parte de culpa los actores elegidos para dar vida a esos personajes. Pedro Pascal y, sobre todo, Bella Ramsey encarnan a Joel y Ellie en toda su gloria y su oscuridad. Juntos forman un dúo carismático y a quien nunca te cansas de ver, y por separado sostienen a la perfección sus respectivas tramas.
Ramsey podía tener la tarea más complicada, porque los fans de los juegos ya tienen una idea preconcebida de quién es Ellie, y sale más que airosa del brete. En sus manos, es una adolescente a quien le gustan los chistes malos, impulsiva, cabezota y leal, alguien que lo mismo puede comportarse aún con entusiasmo infantil como dejar salir una vena violenta y peligrosa. Ver a su Ellie ya justifica la serie.
Los datos de la serie
Dónde verla: HBO Max.
Temporadas y capítulos: Una, de nueve episodios (renovada por una segunda).
Creadores: Craig Mazin y Neil Druckmann (basada en el videojuego de Naughty Dog para PlayStation).
Reparto: Bella Ramsey, Pedro Pascal, Anna Torv, Gabriel Luna, Nick Offerman, Rutina Wesley, Murray Bartlett.
Si quieres más
Leer: Y, el último hombre, de Brian K. Vaughan y Pia Guerra, ambientado en un mundo en el que un misterioso virus mata a todos los seres vivos con el cromosoma Y de la tierra, excepto al joven Yorick y su mono Ampersand.
Ver: La carretera (2009), de John Hillcoat. Adapta una novela de Cormac McCarthy sobre un padre y un hijo que emprenden un peligroso viaje por un mundo post apocalíptico.
Escuchar: BSO de The last of us, el videojuego, de Gustavo Santaolalla, que ha adaptado gran parte de esas composiciones a la serie.