'Silo': el engaño de la supervivencia
La serie de Apple TV+ recurre al clásico de la gente encerrada para mantenerse con vida
En la serie Silo se unen varios puntos de partida que resultan irresistibles para una ficción televisiva: los supervivientes de un mundo postapocalíptico, gente que está encerrada en un lugar del que no pueden salir (por la razón que sea) y una comunidad gobernada por el miedo en la que quienes afirman tener sus intereses en alta estima, en realidad, solo quieren perpetuarse en el poder a través de métodos más propios de la República Democrática Alemana en los 60. La serie, que adapta una saga de libros de Hugh Howey, los recoge todos y los centra en un silo subterráneo que alberga a 10.000 personas que dependen de que la instalación funcione como un reloj para sobrevivir.
A qué es donde está el quid de la cuestión. Nadie sabe cuánto tiempo llevan allí, quiénes construyeron el silo ni con qué objetivo. Sus conocimientos se limitan a la vaga noción de que hubo una rebelión que los dirigentes del lugar aplastaron, que todos se guían por una especie de constitución llamada el Pacto y que su único contacto con el exterior es el ventanal de la cafetería de uno de los pisos altos, que muestra un exterior gris y arrasado por dios sabe qué.
Además, existe algo llamado reliquias, objetos del pasado anterior a la rebelión o, peor aún, a la propia existencia del silo que los gobernantes consideran peligrosísimos. Cualquiera que esté en posesión de ellos es perseguido sin descanso, aunque nadie sepa qué son ni para qué sirven. ¿Qué riesgo puede revestir un dispensador de caramelos Pez?
Esa es la cuestión. Ese dispensador de caramelos puede abrir la puerta a que haya preguntas sobre de dónde procede, cómo era ese tiempo, y quienes dirigen el silo no quieren que haya preguntas ni que nadie tenga curiosidad por saber los orígenes del lugar donde vive. Porque esas preguntas llevan a tener a unos “súbditos” informados y que ya no obedecen ciegamente, que pierden el miedo. En ese aspecto, la primera temporada de la serie funciona como una historia de resistencia ante una autoridad total, y con deriva totalitaria. La nueva sheriff del silo puede aceptar su cargo con el interés egoísta de investigar la muerte de su amante, pero son los secretos y las mentiras que descubre donde está el interés.
Dicha investigación, más los actos del anterior sheriff, constituye el esqueleto sobre el que se asienta la trama de Silo. Con ecos de El bosque, Snowpiercer y la segunda temporada de Los 100 (y una miniserie llamada Ascensión), la serie va desvelando el verdadero juego de poder que se desarrolla en el lugar y deconstruye a una protagonista terca y obstinada, que empieza como mecánica en los niveles más inferiores, donde trabajan quienes mantienen funcionando los sistemas de soporte vital del silo, y que se ve arrastrada a los engaños y las manipulaciones de los niveles superiores sin darse cuenta de dónde está metiendo.
Que Juliette Nichols vaya dejando de lado esa tozudez suya y se atreva a fijarse por primera vez en el panorama más amplio, y en las consecuencias que tienen decisiones que toma sin pensar, movida solo por sus intereses personales, es una parte importante del desarrollo de la temporada.
El viaje de descubrimiento de Juliette (o su caída del caballo) corre paralela a la revelación paulatina de parte de lo que ocurre de verdad en ese gigantesco refugio. La serie va dejando algunas pinceladas aquí y allá, desde un breve vistazo a algo que no es el paisaje habitual visible en la cafetería a reliquias que apuntan a un mundo mucho mayor. La gran pregunta es por qué los responsables del lugar están tan empeñados en que sus habitantes no cuestionen si hubo algo antes del silo. ¿Tienen miedo de perder el poder? ¿De que se descubra que todo es un gran engaño? ¿De que esa especie de caverna de Platón pierda su efecto?
Silo está supervisada por veteranos de las series que saben cómo dosificar la información y llevar al espectador por donde ellos quieren. Su showrunner, Graham Yost, estuvo en una de las mejores series de la última década, Justified, y también fue productor ejecutivo de una de una de las miniseries bélicas producidas por Steven Spielberg para HBO, The Pacific. Además, cuenta como protagonista central con Rebecca Ferguson, a quien aparecer en varias entregas de la saga Misión imposible ha contribuido a elevar bastante su perfil.
Silo no es una historia demasiado original; el género postapocalíptico es uno de los más trillados en los últimos años y su trama de habitantes de un refugio a quienes se les impide el acceso a cualquier tipo de información sobre lo que hubo después, o qué hay realmente ahí fuera, también se ha contado en unas cuantas series y películas anteriores. Silo resiste porque consigue picarnos la curiosidad por obtener respuestas y sabe cómo contar su historia.
Los datos de la serie
Dónde verla: Apple TV+.
Temporadas y episodios: Una, de diez capítulos (renovada por una segunda temporada).
Creador: Graham Yost, basada en una serie de libros de Hugh Howey.
Reparto: Rebecca Ferguson, Chinaza Uche, Tim Robbins, Common, Harriet Walter.
Si quieres más
Leer: La ciudad de la oscuridad, de Jeanne DuPrau. Está ambientada en una ciudad subterránea cuyos habitantes no recuerdan cuánto tiempo llevan allí, pero saben que algo tendrán qué hacer en cuanto el generador de electricidad deje de funcionar.
Ver: Los 100, serie sobre una Tierra postapocalíptica por culpa de un holocausto nuclear y los cien jóvenes que regresan a la superficie, desde su refugio en una estación orbital, para comprobar si es habitable.
Escuchar: Apocalypse please, de Muse. Hay muchas canciones sobre el fin del mundo. Esta es de las más épicas.