'Scott Pilgrim da el salto': cómo expandir un cómic de culto
La adaptación en anime del título de Bryan Lee O'Malley construye sobre la película que dirigió Edgar Wright en 2010
Un fracaso en taquilla no suele tener vida más allá. Scott Pilgrim contra el mundo, la adaptación al cine que Edgar Wright dirigió en 2010 de los cómics de Bryan Lee O’Malley apenas fue un hipo en la recaudación del fin de semana de su estreno y se extendió la sensación de que era demasiado rara y “moderna” para llegar a un público amplio. Los hipsters podían abrazar su mezcla de videojuegos, garage rock y comedia romántica, pero no parecía que nadie más fuera a prestarle atención.
Sin embargo, en los años siguientes, lo que sucedió fue que la película empezó a ganar fama de título de culto, en parte porque casi todo su reparto acabó convertido en estrellas famosas y un par de sus actores, directamente en superhéroes de Marvel (Chris Evans y Brie Larson). La historia de Scott, el clásico veinteañero a la deriva, que se enamora de Ramona Flowers solo para descubrir que, si quiere estar con ella, tiene que derrotar primero a sus siete malvados ex, encontró su público entre quienes disfrutaban de esas mezclas de géneros y de la actitud un poco meta de la película, pero eso tampoco garantizaba que fuera a tener continuación.
La gran sorpresa es que la ha tenido. Trece años más tarde del estreno del filme, y diecinueve después de la publicación del primer volumen del cómic, el propio Bryan Lee O’Malley, junto a BenDavid Grabinski, vuelven a adaptar las peripecias sentimentales de Scott Pilgrim en forma de anime y dándole una vuelta de tuerca que expande su universo: ¿y si Scott hubiera perdido la primera pelea contra uno de los ex de Ramona y esta pasa a ser la protagonista de la historia?
Scott Pilgrim da el salto se encarga de responder a esa pregunta aprovechando, de paso, toda la manga ancha que la animación ofrece para crear un mundo aún más grande y alocado. Nintendo, Street Fighter, distopías futuristas, la sensibilidad indie de los 2000 (pasada por el filtro de la actualidad), las historias de superhéroes, Bola de dragón… Todo cabe en la serie, que parte de la asunción de que Scott es un tipo inmaduro, atascado de algún modo en la tardoadolescencia, y que Ramona tiene serios problemas con cualquier cosa parecida al compromiso. Ambos se conocen de la misma manera que en cómic y película, pero que el anime sea muy consciente de sus personalidades le otorga una capa un poco más adulta a la historia.
Y que Ramona sea quien impulsa esta vez la trama también abre el universo al resto de personajes. Es más interesante que sea ella quien tenga que encontrarse con sus ex porque la obliga a cierta introspección, a darse cuenta de por qué la odian tanto como para montar una pseudo Liga del Mal y, de paso, los caracteriza a ellos más allá de los rivales contra los que Scott debía pelear. La historia sale ganando; se profundiza en esas siete personas (algunas de ellas, con efectos realmente cómicos) y toda la saga Scott Pilgrim crece porque el dilema sobre el que descansa todo es, precisamente, la maduración emocional de sus protagonistas.
Tranquilos, que no vamos a desvelar nada más de lo que cuenta Scott Pilgrim da el salto porque la gracia está en descubrir hasta qué punto se ha atrevido O’Malley a darle la vuelta a su creación. Edgar Wright ejerce de productor ejecutivo de la serie y afirma que, inicialmente, lo único que se le propuso al guionista es si se animaba a adaptar de nuevo el cómic, esta vez con los códigos del anime, y que este dijo que no le interesaba volver a contar la misma historia de la misma manera.
Y queda muy claro desde el final del primer episodio. Es un complemento al cómic y la película originales que expande su universo y que justifica su existencia al mostrar esos otros puntos de vista que se quedaban al margen cuando Scott era el principal protagonista y su conquista de Ramona se narraba como un videojuego de lucha en el que, al final, había que derrotar al jefe definitivo para vencer. La acepción de victoria de la serie, además, es muy diferente a la que el Scott de 2004 (y 2010) podía tener.
A todo esto, cada capítulo es igualmente un festín de diferentes técnicas de animación, especialmente cada vez que un personaje entra en el terreno de los videojuegos de plataformas durante una escena importante. El estudio japonés Science Saru es el responsable de ese aspecto, además de productor de la serie, y los fans del anime quizás estén familiarizados con ellos porque participaron en El hundimiento de Japón: 2020, adaptación de una novela de Sakyo Komatsu que hubo quien comparó con la miniserie francesa El colapso.
El resumen es que Scott Pilgrim da el salto es el mejor ejemplo de cómo ampliar un universo ofreciendo algo familiar y, al mismo tiempo, diferente a los espectadores. También es perfectamente accesible para los neófitos en el “scottpilgrimismo” y garantiza diversión, frikismo y un puñado de personajes que se vuelven aún más memorables con este regreso. Nunca hay que dar por muerto a Scott Pilgrim.
Los datos de la serie
Dónde verla: Netflix.
Temporadas y capítulos: Una, de ocho episodios.
Creadores: Bryan Lee O’Malley y BenDavid Grabinski, basada en el cómic del primero.
Reparto (voces): Michael Cera, Mary Elizabeth Winstead, Kieran Culkin, Mark Webber, Aubrey Plaza, Brie Larson, Chris Evans, Jason Schwartzmann.
Si quieres más
Leer: Scott Pilgrim, su vida y sus cosas, de Bryan Lee O’Malley, es el primer tomo de los seis que componen el cómic original.
Ver: Scott Pilgrim contra el mundo (2010), de Edgar Wright. La adaptación al cine del cómic es toda una película de culto.
Escuchar: Scott Pilgrim, de Plumtree, es la canción de donde O’Malley sacó el nombre y la inspiración para su protagonista.