'Motherland: Fort Salem': el ejército de las brujas
Una historia alternativa en la que no se produjeron los juicios de Salem arranca la serie
Los juicios de Salem, en 1692, llevaron a catorce mujeres a morir ahorcadas, acusadas de brujería en aquella colonia británica, formada por puritanos, de lo que más tarde sería Massachusetts. Es el momento de la histeria de la persecución de supuestas brujas en la segunda mitad del siglo XVI que ha pasado a la posteridad por las dimensiones de aquellos juicios (se detuvo a más de 150 personas basándose solamente en rumores y cotilleos, y dejándose llevar por el miedo ultrarreligioso) y porque le dieron a Arthur Miller material de primera para usarlos como alegoría de la histeria anticomunista del maccarthysmo en Las brujas de Salem, representada por primera vez en 1953.
Aquellas brujas no eran reales. Representaban los temores cervales de una fe muy conservadora y de unas personas que prácticamente acababan de instalarse en un territorio completamente nuevo y hostil, pero para el imaginario colectivo resultaban muy golosos para crear historias en las que sí hubiera algo de magia de por medio. Por ejemplo, ¿y si esas brujas hubieran existido de verdad? ¿Y si, además, hubieran logrado el perdón de los magistrados al prometer que pondrían sus poderes al servicio de los colonos y, décadas más tarde, de los nacientes Estados Unidos en su guerra de independencia contra la Corona británica? Pues que tendríamos el arranque de Motherland: Fort Salem.
Su creador, Eliot Laurence, tuvo su germen precisamente preguntándose qué habría pasado si una de las acusadas en los juicios de Salem hubiera sido una bruja de verdad y, a partir de ahí, imaginó cómo sería ese ejército formado por jóvenes mujeres que están obligadas a alistarse en cuanto presenten algún tipo de poder, un ejército que es un matriarcado en medio de una sociedad que tolera a las brujas un poco a regañadientes. Las protagonistas son varias reclutas que llegan a la academia para aprender a dominar su poder y para luchar en una guerra que se libra hace tiempo contra The Spree, una organización clandestina de brujas y hechiceros que ataca a la población civil. Nació originalmente como protesta a ese alistamiento forzoso de las brujas y sus acciones están provocando que el resto de la población vea cada vez con mayor recelo a quienes son capaces de canalizar la magia.
Es un punto de partida que, en 2020, llegaba al final de una ola de series fantásticas orientadas al público juvenil que había ido dejando de lado los vampiros para centrarse en los magos y, después, pasarse al thriller. Las brujas de la academia de Fort Salem, en ese aspecto, ya tenían detrás unos antecedentes que generaban ciertas expectativas en los espectadores de Freeform, la cadena juvenil y de ficciones familiares de Disney: las tres protagonistas se harían amigas durante el adiestramiento, no sin sus dificultades, vivirían sus amoríos y acabarían participando en alguna misión que las pusiera a prueba.
Lo que la ficción hace casi desde el principio es, precisamente, seguir esos puntos y, al mismo tiempo, huir de ellos. La principal relación romántica se da entre dos chicas y una de ellas quizá es una espía enemiga, y todas las demás se ven presionadas para elegir una pareja que les permita perpetuar la línea materna a través de un ritual que actualiza el celta de Beltane. Además, la líder de todo, la general Alder, tiene muchas más sombras en su historia de supervivencia a Salem y servicio heroico a su país y las acciones de The Spree pueden ser horrendas, pero tienen su justificación.
El peso del apellido para Abigail, la inseguridad en sus poderes de Tally y la procedencia de clase trabajadora, más madre que dio su vida por el ejército, de Raelle marcan las relaciones entre ellas y muestran los diferentes puntos de vista que la sociedad tiene sobre las brujas, a quienes algunos ven como elitistas desconectadas de la realidad que, por su mera existencia, ponen a todos en peligro.
Según ellas van superando exámenes en la academia y van aprendiendo a dominar su poder (o dándose cuenta de que son mucho más poderosas de lo que pensaban en un principio) también van descubriendo que muchas de las cosas que les habían contado sobre las brujas no son del todo ciertas y que existen otros enemigos aún más peligrosos que amenazan con exterminarlas a todas, da igual que sean militares o terroristas. Motherland: Fort Salem va entrelazando historias sobre la corrupción del poder, el miedo a lo que no se puede controlar (y, sobre todo, a las jóvenes a las que no se puede someter) y la búsqueda de la propia identidad y fuerza interior y añade más matices a lo que podría haberse quedado como otra fantasía juvenil más con poderes.
Pero dichos poderes también presentan un toque original. Las brujas realizan sus hechizos a través de la voz. Tienen que lograr determinadas armonías y llegar a ciertas notas para controlar los elementos o atacar a los enemigos, razón por la que una de las maneras de luchar contra ellas sea arrebatarles sus voces, a veces de una manera bastante brutal. La capacidad metafórica detrás de todo ello es imposible de evitar.
Aunque la tercera y última temporada no esté disponible en España (misterios del streaming moderno), Motherland: Fort Salem es un interesante y entretenido ejercicio de historia mágica alternativa que aprovecha bien el potencial de su punto de partida y de todo lo que la brujería ha llevado siempre asociado a la independencia de las mujeres jóvenes. El lado oscuro sobre el que se asienta el ejército y las crecientes amenazas contra la supervivencia de las brujas ganan terreno al lado más juvenil y la serie destaca más precisamente por eso, por querer explorar de verdad todo lo que suscita la pregunta de qué habría pasado si una de las brujas de los juicios de Salem fuera real y hubiera sobrevivido.
Los datos de la serie
Dónde verla: Prime Video (dos temporadas).
Temporadas y episodios: Tres, de diez capítulos cada una.
Creador: Eliot Laurence.
Reparto: Taylor Hickson, Amalia Holm, Demetria McKinney, Jessica Sutton, Ashley Nicole Williams, Lyne Renée.
Si quieres más
Leer: Black Magick, de Greg Rucka y Nicola Scott. Su protagonista es una bruja que trabaja de incógnito como detective, ocultando lo que es, hasta que alguien la fuerza a sacar sus poderes a la luz.
Ver: Gretel y Hansel (2020), de Oz Perkins. Da un giro a la historia de Hansel y Gretel otorgando a la hermana una relación con la bruja algo diferente y más inquietante.
Escuchar: Freedom, de Charles Mingus. Es la canción que cierra la segunda temporada de la serie y avanza la gran guerra final de las brujas contra sus enemigos.