'El Ministerio del Tiempo': guardianes de la Historia
La serie española fue todo un éxito con un gran fenómeno fan detrás
El tiempo es el que es. Esta frase, dicha en el primer episodio de El Ministerio del Tiempo por el secretario general interpretado por Jaime Blanch, encapsula a la perfección lo que esa serie, una de las más exitosas en los últimos años en España, quería contar. Que no es, como algunos críticos sugerían, una loa del glorioso pasado, sino el convencimiento de que el pasado informa el presente, hay que aprender de él para no repetirlo y, al mismo tiempo, no debemos obsesionarnos con conservarlo y traerlo de vuelta; es en el presente donde han de estar puestas nuestras atenciones. Julián, el enfermero que se pasa toda la serie intentando cambiar el momento en su pasado en el que muere su mujer, es quien mejor encarna ese postulado. Como es incapaz de asumir que lo que ha pasado, pasado está, acaba creando más problemas que soluciones.
Pero una ficción necesita conflicto, y el suyo impulsa buena parte de aquella primera temporada que llegó de manera totalmente inesperada a TVE en 2015, un año bastante importante en lo que se refiere a las series españolas. Es cuando Netflix aterriza en nuestro país, cuando Antena 3 lograba un fenómeno imprevisto con las presas de Vis a vis (verdadera antecesora de La casa de papel) y cuando en La 1 triunfaba una serie imbuida de la formación académica como historiadores de sus creadores, de su pasión por las historias de viajes en el tiempo, por Doctor Who y por la propia historia de TVE. El Ministerio del Tiempo no era un estreno que gritara “éxito” (de hecho, en su presentación surgieron suspicacias de que fuera una especie de remake encubierto de la veterana ficción de BBC), pero desde el principio conectó con unos fans, los ministéricos, que llegaron a hacer juegos de mesa, visitas guiadas por las localizaciones de los capítulos, fan art, fanfics, y que consiguieron que sobreviviera en antena durante cuatro temporadas.
Su arranque, sin embargo, estaba en Julián (Rodolfo Sancho), ese enfermero del SAMUR deprimido tras la muerte de su esposa, a quien el Ministerio recluta para que trabaje impidiendo que se altere la Historia de España. Para ello, trabajará en equipo con otras dos personas: Amelia, la primera mujer universitaria en la Barcelona decimonónica, y Alonso, soldado de los Tercios de Flandes condenado a muerte en el siglo XVI. Viajan al pasado a través de diferentes puertas ocultas en los sótanos del Ministerio, descubiertas inicialmente por un rabino toledano en el siglo XIV, y que se encuentran en el antiguo palacio de la Duquesa de Sueca, un edificio del centro de Madrid que ha estado abandonado, incluso después de ser reformado, durante muchos años.
La serie era la creación conjunta de los hermanos Javier y Pablo Olivares, veteranos guionistas que habían trabajado en algunas de las series recientes de más éxito, de Los Serrano a Los hombres de Paco, y que ya habían sabido lo que era triunfar con una ficción histórica con Isabel, sobre la vida de Isabel la Católica. El Ministerio del Tiempo era un proyecto muy personal para ambos, en el que volcaron todo lo que les gustaba, y que tenía un lado muy emocional porque Pablo fue diagnosticado de ELA durante la escritura de los episodios. De hecho, murió antes de que La 1 estrenara el primer capítulo.
Eso dejó a Javier solo como cara visible del proyecto y como uno de los grandes impulsores de que se reconociera en España la figura del showrunner, el guionista que crea la ficción y luego supervisa todas sus facetas, desde el lado creativo y narrativo hasta el de producción más pura y dura. La sombra de su hermano sobrevuela toda la serie, que trata en muchas ocasiones del duelo y la pérdida que sus personajes experimentan no solo porque han perdido a personas importantes para ellos al entrar en el Ministerio, sino porque se incorporan a un siglo XXI al que, a veces, les cuesta adaptarse. O al revés; cuando regresan a su época, el choque cultural y mental es mayor de lo esperado.
Parte del trabajo de sus agentes es mirar las épocas a las que viajan con los ojos de entonces, y no solo con los suyos. Es la única manera de que consigan, por ejemplo, que Lope de Vega se embarque en el navío correcto de la Armada Invencible, evitar que Himmler se haga con el secreto de las puertas o que Felipe II las utilice para cambiar la historia tras el desastre de, precisamente, la Armada Invencible y cree un régimen totalitario eterno. Se presentan los clásicos dilemas de dejar que mueran grandes personas y se salven monstruos porque así ocurrió históricamente, además de enfrentarse a oportunistas que pretenden utilizar estos conocimientos para enriquecerse.
El Ministerio del Tiempo dejó algunos momentos que se hicieron muy famosos por su sentido del humor referencial (casi todo lo que hacía Velázquez, presentado como un vanidoso encantado de que lo consideren el mejor pintor de la historia) y por los esfuerzos de Julián de salvar, por ejemplo, a Lorca, a quien revela que será fusilado en la Guerra Civil y a quien lleva hasta 1979, a escuchar a Camarón de la Isla cantar uno de sus poemas, La leyenda del tiempo. Era una escena que el propio Olivares reconoció que homenajeaba una similar de Doctor Who con Van Gogh, y cuyas reacciones reunían todas las opiniones que suscitaba la ficción, acusada tanto de ser reaccionaria e inmovilista como de woke y revanchista.
Por otro lado, su éxito llevó también a que tuviera un litigio por presunto plagio contra Timeless, serie de NBC que también presentaba a un trío procedente de diferentes épocas que viajaba en el tiempo, aunque lo hacía en una máquina. Sin embargo, la productora española consiguió demostrar que la serie había nacido después de que se intentara, sin suerte, un remake estadounidense de la española. La ficción de NBC, de todos modos, tampoco tuvo mucha suerte, porque fue cancelada en su segunda temporada.
El Ministerio del Tiempo sobrevivió a los vaivenes habituales en TVE (las participaciones en diferentes momentos, y en distintas capacidades, de Netflix y la entonces HBO España le permitieron llegar hasta la cuarta entrega), a salidas de sus actores principales, y quedó como una apuesta por la aventura y el género poco común en la televisión nacional. Era consciente de que una historia así no podía cerrarse perfectamente y con un lacito, y siempre aspiró a ser coherente con sus personajes y con lo que estaba contando. Aún se la echa de menos.
Los datos de la serie
Dónde verla: RTVE Play.
Temporadas y capítulos: Cuatro, de entre ocho y trece episodios.
Creadores: Javier y Pablo Olivares.
Reparto: Rodolfo Sancho, Aura Garrido, Nacho Fresneda, Juan Gea, Jaime Blanch, Cayetana Guillén Cuervo, Hugo Silva.
Si quieres más
Leer: Las puertas de Anubis, de Tim Powers, sigue a un académico del siglo XX que viaja a 1810 para asistir a una conferencia del poeta Samuel Coleridge.
Ver: El tiempo en sus manos, de George Pal, adapta el libro La máquina del tiempo de H.G. Wells.
Escuchar: La leyenda del tiempo, de Camarón de la Isla, tira de un poema de Lorca que acaba siendo importante en la serie.
En el cajón está la quinta temporada... Me da en la nariz que nunca la veremos...
https://www.elindependiente.com/series-y-television/2025/02/22/ministerio-tiempo-cumple-diez-anos/