'El eternauta': el héroe colectivo
La adaptación del cómic de Héctor Germán Oesterheld se lleva el fin del mundo a Argentina
La ciencia ficción de los 50 está marcada por el miedo a un invierno nuclear y a lleguen los extraterrestres. Esos dos temores están muy claros en, por ejemplo, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, ambientada precisamente en esa época, y se aprecian en clásicos del cine de género del momento como La invasión de los ladrones de cuerpos o El enigma de otro mundo. La Guerra Fría estaba en sus primeros compases y desde Estados Unidos se temía que la URSS se infiltrara entre sus ciudadanos y fuera minando poco a poco el país desde dentro. Eso era el “terror rojo” que provocó la respuesta paranoica de, por ejemplo, la “caza de brujas” del senador MacCarthy.
En otro punto del continente americano, en Argentina, un historietista llamado Héctor Germán Oesterheld publicaba un cómic que recogía todos esos intereses y miedos y los trasladaba a su rincón del mundo, uno que desde 1955 estaba sumido en una dictadura militar que había derrocado a Juan Domingo Perón. El cómic arrancaba con una Buenos Aires estival en la que, de repente, empezaba a caer una nieve letal, que mataba a cualquier ser vivo que tocaba, y sus protagonistas se encontraban intentando sobrevivir en un mundo que se había acabado y, además, sospechando que, tras esa nieve, se ocultaba otra amenaza mayor.
El eternauta es todo un clásico que destaca por su accidentada y longeva vida. Se publicó inicialmente por entregas entre 1957 y 1959, en la revista semanal Hora Cero. Oesterheld tenía intención de continuar la historia pero, entre otras cosas, la revista quebró, así que publicó en 1962 una continuación novelada en otra revista fundada por él y que se llamaba, precisamente, El eternauta. Sin embargo, tampoco consiguió terminar ahí su relato. Siete años más tarde, Oesterheld retomó la historia original con otro dibujante, Alberto Breccia, y publicó una nueva versión más oscura y de tono más marcadamente político. En 1976, y desde la clandestinidad, lanzó la secuela, que se completó antes de que la dictadura detuviera a Oesterheld y lo hiciera desaparecer. Y ha habido otras continuaciones más adelante, algunas con Francisco Solano López, ilustrador original, que han seguido explorando ese mundo.
Es un mundo que, en su centro, habla sobre la resistencia frente a la opresión y sobre el héroe colectivo. Y que también ha tenido su propio camino largo y algo tortuoso antes de acabar convertido en serie para Netflix. El intento anterior que tuvo más visos de convertirse en realidad fue un proyecto de película que Lucrecia Martel iba a dirigir en 2008, pero los costes de la producción y problemas creativos con la familia de Oesterheld lo frustraron. Así se llega a esta El eternauta serializada, que en Argentina carga con la historia pasada del cómic, censurado por la dictadura militar de 1976 y hasta por gobiernos posteriores como el de Mauricio Macri, ya en la década de 2010. Tiene un fuerte componente político que en la adaptación televisiva está más subyacente, ya que esta parece seguir más las líneas iniciales marcadas en 1957 y, además, los seis episodios de su primera temporada apenas comienzan a mostrar el panorama completo de la historia.
El punto de partida ya es sabido: nieve letal y conflicto entre los supervivientes sobre si ayudarse unos a otros o aislarse, armados contra los dientes, para proteger de los demás sus cuatro posesiones. El paulatino descubrimiento de esa Buenos Aires nevada y casi vacía es un potente arranque que va construyendo al grupo protagonista, centrado en Juan Salvo, veterano de la guerra de las Malvinas y a quien da vida Ricardo Darín. A partir de él conocemos al resto de protagonistas: Favalli, coleccionista de trastos viejos y que no se fía ni de su sombra; su mujer, Ana; Elena, médico y esposa de Salvo; Lucas y Polsky, dos viejo amigos, y Omar, cuñado de Polsky de quien todos recelan y que es un personaje creado para la serie.
Además, Salvo y Elena se pasan toda la temporada buscando a su hija, Clara, que en el momento del apagón estaba con unas amigas en un velero. El destino de la joven es uno de los enigmas sobre los que se asienta buena parte de la trama de El eternauta, que cambia la presencia en el cómic de un narrador que le cuenta la historia al propio Oesterheld por las visiones que tiene Salvo, que al principio creen que son restos de su estrés postraumático posterior a las Malvinas, que fue un completo desastre para el ejército argentino.
Las dos influencias de la serie están muy claras en estos primeros seis episodios: La guerra de los mundos y La invasión de los ultracuerpos. Porque lo que se destapa al final es que Buenos Aires está en el centro de una conquista alienígena de la Tierra en la que se utilizan el exterminio y el control mental de los supervivientes como principales armas. No es difícil ver el paralelismo entre un estado totalitario que pretende que sus ciudadanos sean sumisos y estos extraterrestres de los que solo se empieza a vislumbrar algo en el último capítulo. En ese aspecto, El eternauta entronca con la tradición más clásica de la ciencia ficción, incluyendo esas inspiraciones en el mundo real: al fin y al cabo, H.G. Wells basó parte de La guerra de los mundos en la colonización europea de África.
La gran diferencia es, precisamente, la localización de la historia; en lugar de ocurrir en Londres, en Nueva York o en la América profunda, transcurre en Buenos Aires, y Bruno Stagnaro, responsable de la adaptación, y sus colaboradores se esfuerzan por darle un toque argentino a todo, desde el juego de cartas al que son aficionados los amigos centrales (el truco) a la banda sonora, poblada de rock del país de una época muy concreta, entre la década de 1970 y mediados de la de 1990, cuando se disolvió Soda Stereo, uno de los grupos más exitosos de Sudamérica.
Resulta interesante para quienes sean fans de esa ciencia ficción de inspiración más clásica y quieran ver algo con un ligero toque distinto. Que El eternauta es una gran apuesta está claro con la elección de Darín como su protagonista principal, ya que es, probablemente, el actor más famoso salido de Argentina en los últimos treinta años. Es igualmente muy conocido en España, por ejemplo, lo que le da a la serie la aspiración internacional de todas las grandes producciones de Netflix y, probablemente, lo que se esperaba que pudiera ser El eternauta, que es también un cómic de éxito fuera de las fronteras argentinas.
Los datos de la serie
Dónde verla: Netflix.
Temporadas y capítulos: Una, de seis episodios. Está renovada por una segunda temporada.
Creador: Bruno Stagnaro, basada en el cómic del mismo título de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López.
Reparto: Ricardo Darín, Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra, Ariel Staltari, Marcelo Subiotto, Orianna Cárdenas.
Si quieres más
Leer: La guerra de los mundos, de H.G. Wells, es la inspiración más clara de El eternauta.
Ver: Colony cuenta los intentos de resistir contra una invasión alienígena que se vale de colaboradores humanos para mantener el control.
Escuchar: Jugo de tomate frío, de Manal, es la canción que da título al último capítulo y la que cantan los personajes en el tren.